jueves, 25 de abril de 2013

Cuba: diario de viaje (día 3)

-- 25 de marzo de 2013 --
(Escribe Juan)

Por la noche ha llovido, mucho. Nos han picado los mosquitos, mucho. Y el gallo ha empezado a cantar antes de que amaneciera, muy pronto. Raúl ha dormido fatal… Hemos madrugado para ir a Cayo Levisa en el barco de los trabajadores, que sale a las 8 de la mañana y no esperar hasta las 10 que sale el barco de los turistas. Nos hemos tomado un café rápido al que ha invitado la casa, Juan insistió la noche anterior en que estábamos hartos de pagar barbaridades y que sólo queríamos un café a lo que Antonia dijo que iba incluido. 
A las 8 de la mañana nos hemos subido al ferry, bueno a las 8 y pico, porque hemos llegado un poco tarde y nos han esperado, nos decían: Vamos España! Nos costó 25 CUC a cada uno tomar el ferry y venía incluido un zumo al llegar y la comida. 
Cayo Levisa es una pequeña isla preparado para los turistas con dos restaurantes, varios bungalows y unas playas de arena fina rodeadas de manglares. Un sitio precioso en el que hemos pasado la mañana paseando, bañándonos en la playa y haciendo snorkel; no había grandes bancos de peces, pero hemos visto muchas estrellas de mar. En vez de quedarnos en la playa de al lado de los restaurantes nos hemos ido a una punta de la isla que estaba más alejada y tranquila. 
 
Sobre la una entró una tormenta y se puso a llover muchísimo. Nos mojamos bastante hasta llegar a la zona de los restaurantes y mientras esperábamos una mesa para poder comer. Hemos comido muy bien, además todo amenizado con la música de Joel y Robe y ahora mientras escribo estamos tomando un cubalibre y una piña colada en el chiringuito; la tormenta continúa... 
El viento ha roto un toldo y aquí estamos casi todos los turistas esperando a que llegue la hora de coger el ferry de vuelta. Nuestro objetivo de hoy va a ser llegar a Viñales. Le vamos a pedir a Antonia que nos de las señas de otra casa particular (oficial, gestionada y controlada por el gobielno, mi amol) A ver qué tal se da la tarde-noche. 


-- Ahora escribe Belén --

Qué frío pasamos en el barco, nos sentamos en la parte de arriba para que no nos salpicaran las olas, pero tuvimos la mala suerte de sentarnos debajo de una gotera que salpicaba todo el rato a Raúl. Después de media hora llegamos al muelle y fuimos a por el coche. Antonia nos dio la tarjeta de una persona de Viñales, así que nos cambiamos de ropa y a conducir. 
El paisaje fue cambiando según hicimos kilómetros. Además la carretera fue mejorando según nos acercábamos a Viñales. 
La habitación estaba muy bien, tenía dos camas grandes para los cuatro, y conseguimos que nos la dejaran en 20 CUC. Eso sí, no es apta para diabéticos, es todo rosa! El baño también muy bien y la cisterna muy bien hasta que Juan se equivocó y pensó que se tiraba de la cadena apretando el botón… era tirando hacia arriba… y se la cargó. Gema hizo un invento para que el botón no se colara hacia dentro y digamos que funcionó. Cenamos muy bien!! Le pedimos a Yanelis que nos hiciera para cenar un par de huevos fritos y estaban espectaculares! De los mejores huevos fritos que hemos comido en años, son de las gallinas que andan correteando por ahí. También nos puso arroz, frijoles y malanga frita. Una de las mejores cenas del viaje! 

Después nos fuimos a dormir y a las 8 de la mañana sonará el despertador para ir a ver la zona de Viñales. 



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